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Cortesía de Norda la Kéndera

lunes, 3 de mayo de 2010

Capítulo 3: Lo que no puede pasar


Aquí tienes el capítulo 3 de 10 del curso "Curso Cómo contar historias".

Recuerda: Si te registras en MailxMail puedes seguir las entregas en tu correo electrónico o bajarte un PDF con el curso entero.

Enlace:

http://www.mailxmail.com/curso-como-contar-historias/que-no-puede-pasar

Texto:

Ya tienes una historia. Estás convencido de que merece la pena. Aquella señora cruzando la calle ha despertado en ti recuerdos que dabas por perdidos y los has llevado al papel. Hoy has vuelto a leerlos y te has quedado tan sorprendido que has dudado que ese texto de verdad sea tuyo. Haciendo una metáfora: acabas de comprar el terreno donde edificar tu casa. Ahora empieza lo que llaman "el oficio del escritor" y cuyo objetivo final es asegurarte de que cada palabra utilizada es la que tiene que ser y no existe otra forma de combinarlas para conseguir lo que tú pretendes.

Pero antes de seguir, debes asegurarte de que tu texto no tiene: faltas de ortografía, errores gramaticales o de edición, cacofonías, palabras rebuscadas y/o tópicos.

Muchos escritores principiantes deciden dejar todos estos detalles para una "corrección final", pero el ojo humano se acaba acostumbrando a esos errores y termina por no verlos, además, al corregirlos una y otra vez, terminan por desaparecer. Un texto con erratas es como una película en la que vemos el micrófono o, imagínate, ¡una cámara! pierde todo su valor inmediatamente.

Como siempre hay excepciones. Puede suceder que nuestro personaje, o el lenguaje que estamos utilizando nos hagan utilizar la palabra "óbito" en lugar de "muerte", pero tiene que pedirlo el texto, no nuestras ganas de demostrar nuestra erudición o vocabulario.

Respecto a los tópicos, muchas veces, en la descripción de personajes, de espacios o de situaciones, y casi siempre cuando toda la historia es producto de nuestra imaginación, lo fácil es refugiarse en esos lugares comunes. Huye del mendigo que se dio cuenta de lo bella que era la vida al arruinarse.

Pero tu texto sí tiene que tener una presentación apropiada: doble espacio justificado, una sola cara, tamaño estándar DIN A4 y, si se trata de más de una hoja, grapados o encuadernados, con las páginas numeradas. Además, el título, el autor y la forma de contacto deben diferenciarse del resto fácilmente.

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