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Cortesía de Norda la Kéndera

viernes, 15 de enero de 2010

Capítulo 2: Celtas, poesía nórdica y religión

A
Aquí tienes el capítulo 2 de 5 del curso "Breve introducción a J. R. R. Tolkien"

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Enlace:

http://www.mailxmail.com/curso-breve-introduccion-jrr-tolkien/celtas-poesia-nordica-religion

Texto:

Ya se ha mencionado que Tolkien era aficionado a los mitos y leyendas y que éstos fueron en gran medida la base de sus libros. Entre los principales podemos encontrar la Edda antigua opoética, que podría considerarse el Antiguo Testamento de la mitología nórdica; consta de aproximadamente 35 libros que comprenden historia, poesía, proverbios, mitos religiosos, historias de héroes, fábulas, genealogías, teología y cosmogonías, casi todos escritos en verso. Varios estudiosos de la obra de Tolkien han descubierto que de aquí es de donde proceden algunos de los nombres que empleó, como los de los enanos (Gloin, Bombur, Durin, entre otros) que aparecen en El Hobbit.

El Kalevala es otra de sus fuentes, se trata de la epopeya nacional finlandesa escrita en versos octosílabos; es el nombre poético de Finlandia y significa "Tierra de héroes". Narra las aventuras de tres héroes legendarios y las peripecias de los mismos para apoderarse de un molino mágico, así como un relato alegórico de la creación del mundo, la derrota del paganismo y la cristianización de Finlandia.

Respecto a los mistos celtas, se dice que Tolkien tomó al mítico pueblo irlandés llamdo Tuatha de Dannan (el pueblo de la diosa Danna) para caracterizar a sus elfos. Tanto estos últimos como los Tuatha son seres poderosos de grandes conocimientos, con gran belleza física y no conocen la enfermedad ni la muerte natural.

También se encuentran elementos de la Leyenda de Sigfrido de El cantar de los Nibelungos, como lo son el dragón que custodia un tesoro, el anillo mágico que confiere gran poder y también una mortal maldición, la espada rota que se une y el hecho de que la maldición acarrea no sólo la muerte, sino también una especie de corrupción moral.

Además de estas leyendas antiguas, el catolicismo de Tolkien determinó, en gran parte, su cosmografía y el conflicto bien-mal en sus libros. Concretamente, hablando del origen del mal, no lo considera un principio separado del bien, sino una perversión del mismo; un concepto evidentemente católico. También cabe destacar la figura de Frodo, quien se ofrece a sacrificarse por el mundo entero aunque no pueda disfrutar de él, si bien es pertinente mencionar que Tolkien siempre negó que aquel fuera una representación de Jesucristo; en la caracterización del hobbit vemos la exaltación de la humildad.

Sin embargo, es fácil notar que no hay ninguna religión, ni concepto como tal presente en el universo.


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