Fuente:
http://jaimeservera.blogspot.com/2009/11/el-taller-literario-y-las-tecnicas-de.html
Información:
domingo 8 de noviembre de 2009
El taller literario y las técnicas de desarrollo de la creatividad.
Si usted quiere llegar a ser un buen escritor sin duda se ha planteado la posibilidad de acudir a algún taller literario o taller de escritura para aprender las técnicas narrativas más imprescindibles.
Déjeme hacer una reflexión en voz alta al respecto. Hay dos cosas, si, sólo dos, que importan a la hora de escribir algo: qué se cuenta y cómo se cuenta. Todos los demás aspectos están, de un modo u otro, relacionados a este qué y a este cómo. Estará usted de acuerdo conmigo que en la mayoría de los talleres de escritura o literarios le enseñan técnicas narrativas que usted puede aprender para contar correctamente su historia (el cómo). Pero, ¿qué hay acerca de aprender a seleccionar o inventar una historia? (el qué). De ello quiero precisamente hablarle a continuación. Le explicaré una técnica muy sencilla y eficaz que le ayudará no sólo a encontrar argumentos originales sino también, paso a paso, a desarrollar su capacidad creativa. Con esta técnica, orientada inicialmente a la escritura de relatos, aprenderá a idear argumentos, es decir, a desarrollar el ‘qué’.
Vayamos por partes. Como suele decirse, la fama cuesta, es decir, si quiere aprender algo deberá dedicarle tiempo y esfuerzo, no mucho se lo prometo, pues se trata de desarrollar una capacidad que usted ya tiene, sólo que necesita desempolvarla un poco. Vamos a desarrollar su inventiva con una técnica usada para la mejora de la memoria, pero que bien aplicada a la escritura de relatos le sorprenderá gratamente. Estos son los pasos a seguir.
Primero. Necesitará tres listas de palabras. Me explico, una lista de palabras que representen objetos cotidianos (coche, taza, pluma, …). Una segunda lista de palabras que representen cosas abstractas, a ser posible sentimientos (miedo, angustia, felicidad, sorpresa, …); y una tercera lista de palabras que representen acciones (correr, morder, robar, cantar, …) ¿Qué palabras elegir? Depende del tipo de relato que quiera escribir. ¿Uno romántico? Pues escoja palabras que le sugieran romanticismo; ¿uno policiaco?, pues escoja palabras relacionadas con este tipo de relatos. Aunque he de advertirle que si quiere originalidad quizá deba atreverse a escribir, por ejemplo, algo romántico sin elegir palabras que suenan a tópico (amor, enamorase). La originalidad la conseguirá sorprendiendo, huyendo de tópicos.
Segundo. Ahora es tan sencillo como al azar, sí, al azar, escoja una y sólo una palabra de cada una de las tres listas. Es decir, elija un objeto, un sentimiento y una acción.
Tercero. Se lo crea o no, ya está en camino pues ya tiene los mimbres sobre los que fantasear. Ahora tiene que esforzarse y dejar volar su imaginación. Coja papel y lápiz, busque un lugar tranquilo donde no le molesten y empiece a fantasear sobre las tres palabras que ha seleccionado. Pongamos un ejemplo. Imaginemos que ha seleccionado esta tríada: teclado, frío, arder. Ahora hay que fantasear: ¿un relato de terror sobre alguien que escribe y de repente el teclado empieza a arder mientras la habitación se congela de tanto frío? Le parecerá fantasioso, pero ¡de eso se trata! Le aseguro que, si no se cuestiona usted mismo sus propias ideas y las deja fluir, ese papel que se llevó a su rincón creativo acabará lleno de ideas. No las juzgue, sólo platéelas, escriba frases que relacionen las tres palabras. Piense constantemente en ellas, vaya depurando las ideas que surgirán y acabará por encontrar la idea ‘correcta’. Se dará cuenta que conforme va depurando su tríada no sólo se le ocurren más frases, más ideas, también se le ocurrirán escenas enteras. Tal vez sea el inicio que da pie al relato, tal vez vea usted un impactante final…
El secreto radica en que las tres palabras no son más que el punto de partida, el disparo que enfoca su creatividad en una dirección concreta. Si consigue que desaparezca la dispersión de ideas y centra su mente en una dirección concreta se sorprenderá del resultado. Y con esta técnica de las tres palabras usted ayuda a su mente fijándole un rumbo. Ya está enfocado a su objetivo. Y todo lo que piense e idee será coherente con ese objetivo.
También se dará cuenta que conforme vayan surgiendo las ideas irá aumentando su entusiasmo porque se sentirá más creativo; y se dará cuenta de que incluso antes de empezar de verdad a escribir su relato ya sabe todo lo que quiere contar. Con práctica dominará usted el ‘qué’.
Cuarto. Ahora siéntese y simplemente escriba su relato cuya idea ha surgido de darle vueltas y vueltas a esas tres palabras iniciales. Más abajo en este blog podrá ver dos ejemplos del uso de esta técnica. “La conversación” es un relato que escribí con la tríada paquete, angustia, escuchar; y “Tras la esquina” es otro relato surgido de la tríada calle, sorpresa, mentir. Juzgue usted el resultado.
Cuando sepa generar ideas para relatos ya estará listo para depurar su estilo porque, entre usted y yo, por muy bien que domine las técnicas narrativas si no hay una historia que contar realmente no podrá sentirse escritor ¿no cree?
Pruebe esta sencilla técnica y ya me contará.
Un saludo.
Déjeme hacer una reflexión en voz alta al respecto. Hay dos cosas, si, sólo dos, que importan a la hora de escribir algo: qué se cuenta y cómo se cuenta. Todos los demás aspectos están, de un modo u otro, relacionados a este qué y a este cómo. Estará usted de acuerdo conmigo que en la mayoría de los talleres de escritura o literarios le enseñan técnicas narrativas que usted puede aprender para contar correctamente su historia (el cómo). Pero, ¿qué hay acerca de aprender a seleccionar o inventar una historia? (el qué). De ello quiero precisamente hablarle a continuación. Le explicaré una técnica muy sencilla y eficaz que le ayudará no sólo a encontrar argumentos originales sino también, paso a paso, a desarrollar su capacidad creativa. Con esta técnica, orientada inicialmente a la escritura de relatos, aprenderá a idear argumentos, es decir, a desarrollar el ‘qué’.
Vayamos por partes. Como suele decirse, la fama cuesta, es decir, si quiere aprender algo deberá dedicarle tiempo y esfuerzo, no mucho se lo prometo, pues se trata de desarrollar una capacidad que usted ya tiene, sólo que necesita desempolvarla un poco. Vamos a desarrollar su inventiva con una técnica usada para la mejora de la memoria, pero que bien aplicada a la escritura de relatos le sorprenderá gratamente. Estos son los pasos a seguir.
Primero. Necesitará tres listas de palabras. Me explico, una lista de palabras que representen objetos cotidianos (coche, taza, pluma, …). Una segunda lista de palabras que representen cosas abstractas, a ser posible sentimientos (miedo, angustia, felicidad, sorpresa, …); y una tercera lista de palabras que representen acciones (correr, morder, robar, cantar, …) ¿Qué palabras elegir? Depende del tipo de relato que quiera escribir. ¿Uno romántico? Pues escoja palabras que le sugieran romanticismo; ¿uno policiaco?, pues escoja palabras relacionadas con este tipo de relatos. Aunque he de advertirle que si quiere originalidad quizá deba atreverse a escribir, por ejemplo, algo romántico sin elegir palabras que suenan a tópico (amor, enamorase). La originalidad la conseguirá sorprendiendo, huyendo de tópicos.
Segundo. Ahora es tan sencillo como al azar, sí, al azar, escoja una y sólo una palabra de cada una de las tres listas. Es decir, elija un objeto, un sentimiento y una acción.
Tercero. Se lo crea o no, ya está en camino pues ya tiene los mimbres sobre los que fantasear. Ahora tiene que esforzarse y dejar volar su imaginación. Coja papel y lápiz, busque un lugar tranquilo donde no le molesten y empiece a fantasear sobre las tres palabras que ha seleccionado. Pongamos un ejemplo. Imaginemos que ha seleccionado esta tríada: teclado, frío, arder. Ahora hay que fantasear: ¿un relato de terror sobre alguien que escribe y de repente el teclado empieza a arder mientras la habitación se congela de tanto frío? Le parecerá fantasioso, pero ¡de eso se trata! Le aseguro que, si no se cuestiona usted mismo sus propias ideas y las deja fluir, ese papel que se llevó a su rincón creativo acabará lleno de ideas. No las juzgue, sólo platéelas, escriba frases que relacionen las tres palabras. Piense constantemente en ellas, vaya depurando las ideas que surgirán y acabará por encontrar la idea ‘correcta’. Se dará cuenta que conforme va depurando su tríada no sólo se le ocurren más frases, más ideas, también se le ocurrirán escenas enteras. Tal vez sea el inicio que da pie al relato, tal vez vea usted un impactante final…
El secreto radica en que las tres palabras no son más que el punto de partida, el disparo que enfoca su creatividad en una dirección concreta. Si consigue que desaparezca la dispersión de ideas y centra su mente en una dirección concreta se sorprenderá del resultado. Y con esta técnica de las tres palabras usted ayuda a su mente fijándole un rumbo. Ya está enfocado a su objetivo. Y todo lo que piense e idee será coherente con ese objetivo.
También se dará cuenta que conforme vayan surgiendo las ideas irá aumentando su entusiasmo porque se sentirá más creativo; y se dará cuenta de que incluso antes de empezar de verdad a escribir su relato ya sabe todo lo que quiere contar. Con práctica dominará usted el ‘qué’.
Cuarto. Ahora siéntese y simplemente escriba su relato cuya idea ha surgido de darle vueltas y vueltas a esas tres palabras iniciales. Más abajo en este blog podrá ver dos ejemplos del uso de esta técnica. “La conversación” es un relato que escribí con la tríada paquete, angustia, escuchar; y “Tras la esquina” es otro relato surgido de la tríada calle, sorpresa, mentir. Juzgue usted el resultado.
Cuando sepa generar ideas para relatos ya estará listo para depurar su estilo porque, entre usted y yo, por muy bien que domine las técnicas narrativas si no hay una historia que contar realmente no podrá sentirse escritor ¿no cree?
Pruebe esta sencilla técnica y ya me contará.
Un saludo.
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