Mi primera y ponderada conclusión: El primer ejercicio es el más importante de todo el curso.
¿Por qué? Porque de él depende todo lo demás que haremos durante los próximos seis meses. Ahí es nada.
Por eso este primer ejercicio debe hacerse muy, muy, muy bien. Hay que pensarlo bien, y desde todos los puntos de vista posibles.
Si se hace bien, el resto de ejercicios vendrán rodados. Pero si se hace mal, o medio bien, el resto de ejercicios requerirán un esfuerzo suplementario.
¿Por qué es este primer ejercicio tan importante, y además elimina o agrega trabajo? Permitidme explicarlo.
Es tan importante porque tenemos que desarrollar, nada más y nada menos, que la idea fundacional del juego. Su propósito. Su utilidad. Su alma.
Si la idea es realmente fantástica, hacer el juego será una tarea estimulante y liviana. Pero si la idea no es tan buena, en fin... requerirá mucho trabajo para levantarla y hacerla atractiva.
Normal. Las buenas ideas caen por su propio peso, o vuelan por sí mismas. Las demás, en cambio, requieren ayuda (y esto siendo generosos, porque hay ideas que no las puede levantar ni la madre que las parió)
Pongamos, por ejemplo, que quieres hacer un juego sobre exploradores a lo Indiana Jones. La idea es buena. La idea es sugestiva. La idea es apasionante... y además, las fuentes de información son accesibles y agradables de ver y revisar... En fin, que esto es un ejemplo palmario de lo que es una buena idea.
Ahora supongamos que queremos hacer un juego de rol sobre ser un juguete. La idea puede parecer encantadora, no lo niego, pero a mí no se me ocurre cómo desarrollarla. ¿A lo Toy Story? Y, ¿qué más cosas le pueden pasar a un juguete que no pase en las dos películas? Ahí se acaban las posibilidades del juego de rol. Apaga y vámonos.
Por supuesto, yo hablo desde mi óptica. Desde mi opinión subjetiva.
Más claro: Yo hablo desde lo que mi imaginación da de sí.
Si alguien tiene imaginación para desarrollar esta última idea, por ejemplo, desde luego debe ponerla a trabajar y desarrollarla, porque merecería la pena. ¡Eso sí que sería un dechado de imaginación digno de ser recompensado con admiración, prestigio personal y dinero! Yo compraría ese juego.
La imaginación es subjetiva, igual que el trabajo. Pero que una buena imaginación reduce el trabajo y además genera trabajo de calidad es una Verdad Universal.
Así que la conclusión es obvia: Empleemos con Sabiduría y Entusiasmo toda la potencia de nuestra imaginación para obtener esa idea fundacional magnífica que hará de nuestro juego de rol la maravillosa obra de arte que puede llegar a ser, y que será. Porque todos tenemos imaginación, y es cuestión de usarla. De saber usarla. De usarla mucho.
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