Aquí tienes el capítulo 6 de 12 del curso "Curso de Narrativa Breve".
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Texto:
Lección 6
Los personajes
Esos imitadores de personas, animales y cosas que el escritor somete a sus propósitos literarios, pero que cuando cobran vida pueden dominar al autor para que los complazca. Permiten realizar catarsis, viajes inolvidables, generan el espacio para creer lo que hasta ahora fue increíble.
Cuando el trabajo con ellos es continuo se les va perdiendo el miedo, y por el contrario, produce una gran satisfacción rodearse de estos especímenes tan variados: inocentes, depravados, violentos, torpes... hasta el extremo de dificultarnos el regreso a nuestra vida habitual, que puede ser más aburrida que la historia producto de nuestra imaginación.
Visualización:
Un procedimiento muy útil es imaginar al personaje de manera íntegra: ¿cómo habla?, ¿qué dice? Caminar junto a él por la calle, ¿qué le llama la atención?, ¿qué tipo de miradas despierta? Como cuando observamos a alguien desconocido sentado en un café y, siguiendo su apariencia y lo que emana, nos atrevemos a hablar de su vida.
Sólo cuando el personaje tiene vida propia la podrá transmitir, alejándose de ser un títere que complace a su creador. Si el escritor no palpa a su personaje es muy difícil que lo haga el lector.
Cuando se tiene claro el argumento de la historia, se crean los personajes adecuados para desplegarlo, y llevarlo a un buen puerto. Para ello, los debemos evaluar mientras interactuamos con ellos, porque algunos pueden alterarse a sí mismos, lo que tal vez produzca un vuelco que mejorará la calidad de la obra.
Exploración
La literatura presenta una maravillosa forma de aproximarnos al alma humana. Cuando leemos o escribimos tenemos la posibilidad de acercarnos al entendimiento de comportamientos que nos inquietan. Los escritores invitan a sus lectores a adentrarse en terrenos desconocidos, en un campo de continua experimentación y aprendizaje.
Ejercicio
Imagina un personaje. La única condición es que sea interesante para ti. Luego contesta las siguientes preguntas.
Nombres, ¿le gusta llamarse así?
Edad, ¿se conserva bien?
Familia, ¿vive con ellos?, ¿se lleva bien con los suyos?
Dirección, ¿cómo es su casa?
Dedicación, ¿le gusta lo que hace?
Gustos, ¿tiene alguna manía?
Vida personal, ¿tiene pareja?, ¿muchos amigos?
Ahora escribe los tres primeros párrafos de un relato protagonizado por este personaje. Quizá éste sea el inicio de una buena pieza literaria.
Cuando el trabajo con ellos es continuo se les va perdiendo el miedo, y por el contrario, produce una gran satisfacción rodearse de estos especímenes tan variados: inocentes, depravados, violentos, torpes... hasta el extremo de dificultarnos el regreso a nuestra vida habitual, que puede ser más aburrida que la historia producto de nuestra imaginación.
Visualización:
Un procedimiento muy útil es imaginar al personaje de manera íntegra: ¿cómo habla?, ¿qué dice? Caminar junto a él por la calle, ¿qué le llama la atención?, ¿qué tipo de miradas despierta? Como cuando observamos a alguien desconocido sentado en un café y, siguiendo su apariencia y lo que emana, nos atrevemos a hablar de su vida.
Sólo cuando el personaje tiene vida propia la podrá transmitir, alejándose de ser un títere que complace a su creador. Si el escritor no palpa a su personaje es muy difícil que lo haga el lector.
Cuando se tiene claro el argumento de la historia, se crean los personajes adecuados para desplegarlo, y llevarlo a un buen puerto. Para ello, los debemos evaluar mientras interactuamos con ellos, porque algunos pueden alterarse a sí mismos, lo que tal vez produzca un vuelco que mejorará la calidad de la obra.
Exploración
La literatura presenta una maravillosa forma de aproximarnos al alma humana. Cuando leemos o escribimos tenemos la posibilidad de acercarnos al entendimiento de comportamientos que nos inquietan. Los escritores invitan a sus lectores a adentrarse en terrenos desconocidos, en un campo de continua experimentación y aprendizaje.
Ejercicio
Imagina un personaje. La única condición es que sea interesante para ti. Luego contesta las siguientes preguntas.
Nombres, ¿le gusta llamarse así?
Edad, ¿se conserva bien?
Familia, ¿vive con ellos?, ¿se lleva bien con los suyos?
Dirección, ¿cómo es su casa?
Dedicación, ¿le gusta lo que hace?
Gustos, ¿tiene alguna manía?
Vida personal, ¿tiene pareja?, ¿muchos amigos?
Ahora escribe los tres primeros párrafos de un relato protagonizado por este personaje. Quizá éste sea el inicio de una buena pieza literaria.
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