Aquí tienes el capítulo 10 de 10 del curso "Curso Cómo contar historias".
Enlace:
http://www.mailxmail.com/curso-como-contar-historias/errores-no-tienen-que-serlo
Texto:
El arte de contar historias, como todo arte, es subjetivo y nadie está en posesión de la verdad.
No existen las grandes películas o las grandes novelas, existen las grandes historias. La diferencia está en la forma elegida para su transmisión: el papel o el celuloide, la frecuencia modulada o la actuación en directo.
La herramienta básica de un contador de historias es saber mirar, pero la principal virtud tiene que ser la paciencia. Entre que escribes y rescribes debe pasar tiempo. Hasta que tu obra se materialice en forma de libro o de película, pueden transcurrir años. No desesperes, es una carrera de fondo, no un sprint.
La próxima vez que aparezca la inspiración tienes que estar preparado.
No se puede ser escritor, aún malo, sin ser un gran lector, igual pasa con el resto: no conozco guionista o director de cine que no vea películas. No digamos el teatro.
Una vez aprovechado el rapto inicial, viene la parte más importante y trabajosa: la reescritura. Cuanto más persistas, mejores serán esas primeras versiones.
Los errores no tienen porqué serlo. Hay historias maravillosas, tanto en la literatura como en el cine, que se construyen a partir de estas supuestas taras. Sin embargo, suelen ser obras geniales, únicas e irrepetibles. Puede que tu texto sea el próximo Ulises de Joyce, pero no te vendrá mal reflexionar sobre estos aspectos. Como mínimo, cuando alguien detecte dichos errores, ya tendrás preparada la defensa.
Nunca cuentes una historia que no has trabajado (a no ser que no tengas nada que decir y sea la oportunidad de tu vida). Si has trabajado y retrabajado otras historias, habrás desarrollado tu pericia y podrás improvisar mejor y sin que tu interlocutor lo note.
Si te piden consejo sobre una historia, empieza por ponerte en su lugar. Realiza una crítica constructiva, piensa que tu objetivo es ayudar a mejorarla, no destruirla.
Analiza, no critiques.
Gracias a Viviana Paletta y a Javier Sáez por su estímulo.
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