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Consejos para escribir Ciencia-Ficción
por Miquel Barceló.
De hecho nadie puede enseñar a
escribir ciencia ficción, aunque muchas veces se ha intentado.
Escribir ficción es una habilidad acumulativa: a fuerza de escribir
se van dominando las técnicas narrativas y se obtienen mejores
resultados.
Hay gente especialmente dotada que, de
forma natural y espontánea, es capaz de escribir muy bien desde el
primer momento. Son pocos. La mayoría de los escritores ha de
realizar muchas pruebas e intentos para aprender a resolver los
variados problemas que plantea el hecho de escribir historias y
entretener a los lectores.
A pesar de esto, recientemente han
aparecido muchos libros, artículos y cursos que "enseñan"
a escribir y que, en realidad, pueden evitar perder mucho tiempo en
las primeras pruebas. Se trata, simplemente, de dar a conocer algunas
de las cosas que los escritores van aprendiendo con el tiempo y la
experiencia. Pero nadie debe pensar que se trata de recetas seguras.
Es necesario escribir y probar, volver
a probar y, aún, volver a probar. Por ello éste es uno de los
muchos ámbitos en los que dar consejos resulta siempre arriesgado y,
aunque ahora voy a hacerlo, antes quiero recordar que siempre se
puede decir aquello que se atribuye a Napoleón: "No me deis
consejos que ya sé equivocarme yo solo".
Otra advertencia antes de empezar. Aquí
se habla, simplemente, de narrativa tradicional. También caben en la
ciencia ficción obras de tipo más experimental, pero no las
recomiendo en el inicio de una carrera de escritor. Un editor
italiano de ciencia ficción me hablaba, hace ya unos años, de como
las mayoría de autores noveles italianos le presentaban, en su
primera novela, "la novela definitiva de su vida", aquélla
en la que ya habían incorporado todo el "mensaje" temático
y estilístico que pretendían transmitir. No es éste el punto de
vista bajo el cual se escriben estas notas.
Mi enfoque aquí tiene mucha más
relación con la narración entendida como un oficio y no como un
arte. Los oficios se pueden aprender con la práctica, mientras que,
para las artes, son imprescindibles cualidades especiales y no sólo
habilidades. Por eso no creo que sea posible enseñarlas. En la
literatura hay obras de arte y de las otras. Si están llamado a
escribir obras de arte, nadie puede enseñar a hacerlo, tan solo
usted puede lograrlo al expresar lo que lleva dentro. Los artistas no
deberían seguir leyendo. Pero si lo que pretende es entretener e
interesar a la gente (y no es poca cosa...) tal vez sí pueda seguir
haciéndolo.
En realidad, aunque tiene poco
predicamento y a menudo se toma a broma, escribir best-sellers es una
habilidad interesante que se puede aprender, aunque el factor
definitivo es, casi siempre, que un editor acepte hacer un
best-seller de su obra... aunque sólo pensará en hacerlo si ésta
supera unos mínimos.
En cualquier caso, empecemos.
Es imprescindible captar y mantener la
atención del lector
Si es de aquellos (o aquellas) que
saben explicar chistes, o de esos que cuando cuentan una película a
los amigos logran que éstos se sientan como si la estuvieran viendo,
todo irá bien. Si eso le ocurre, la verdad es que ya sabe explicar
historias que es de lo que se trata cuando se escribe narrativa como
en el caso de la ciencia ficción que aquí nos ocupa. Si no es un
"narrador natural", hay cuatro o cinco cosas que se pueden
aprender y, tal vez, le pueden ahorrar horas y horas de pruebas. Eso
es lo que voy a intentar comentar aquí.
Lo primero que debe tenerse en cuenta,
y aún más en los tiempos que corren, es que si bien usted desea
escribir, no es nada seguro que los demás deseen leer aquello que
escribe. Debería pensar siempre que el lector está sometido al
reclamo de muchas más actividades de ocio: televisión, cine, juegos
de rol, juegos de ordenador, deportes, artes y un larguísimo
etcétera.
Si el lector le hace el favor de
utilizar su precioso tiempo para leer sus historias, debe ser a
cambio de algo que le pueda compensar. Ese algo es muy diverso y, en
el caso de la ciencia ficción, las posibilidades aumentan.
Los elementos de la narración
Se puede interesar al lector
describiendo un entorno nuevo y sorprendente: una sociedad nueva, una
tecnología diferente, unos seres extraños, unas costumbres
distintas, etc. En la ciencia ficción éste es un elemento con
muchas posibilidades y, en realidad, el famoso "sentido de lo
maravilloso" de que se habla como rasgo característico del
género reside a menudo en ese entorno que los anglosajones etiquetan
como “background”.
También se puede interesar al lector
con la idea central de su historia. A veces la idea descansa,
precisamente, en el entorno extraño en el que transcurre la
narración y, si la ciencia ficción es realmente una "literatura
de ideas", muchas veces todo arranca a partir de una idea.
Veamos un ejemplo famoso: øqué ocurriría si el sexo de una persona
no fuese estable y, a lo largo de la vida de un individuo, éste
pudiera ser tanto varón como hembra? Una respuesta se puede
encontrar en La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin,
uno de los clásicos indiscutidos del género. En la ciencia ficción,
a menudo (aunque no siempre) la idea es el motor inicial de las
narraciones o, en todo caso, de la voluntad del escritor para narrar
una historia.
Otra posibilidad es interesar al lector
con los personajes. Pueden ser atractivos o repulsivos pero, en
cualquier caso, no deben dejar indiferente al lector. Fíjese, por
ejemplo, en los culebrones: J.R., en Dallas, era lo suficientemente
malvado para interesar a los espectadores como también interesan,
por otras razones, los héroes positivos. A menudo los lectores se
identifican con uno de los personajes y éste es el sistema más
viejo y seguro para mantener la atención del lector. Eso sí, los
personajes deben reaccionar como lo haría un ser humano con los
conocimientos y el carácter que el escritor deja entrever que pueda
tener el personaje. Y, lo más importante de todo, el personaje
central, el protagonista (y, si es posible, los demás también) debe
cambiar en algo como consecuencia de aquello que le ocurre. Todos
sabemos que la vida nos va cambiando poco o mucho y no sería
verosímil que un personaje pase por un montón de aventuras y no
evolucione.
En realidad, demasiadas historias de
ciencia ficción tienen poco prestigio literario o narrativo debido a
que los personajes son de "cartón-piedra" y no reaccionan
como cabría esperar lógicamente como consecuencia de todo lo que
les ocurre. Piense por ejemplo en el Han Solo de La guerra de las
galaxias, el James Kirk de la primera Star Trek, o, para seguir con
Harrison Ford, en las películas de Indiana Jones. Para ellos las
aventuras no significan nada. Siguen siempre igual. No es creíble.
Intente evitarlo.
Pero si, a veces, aceptamos personajes
que no evolucionen, con toda seguridad es porqué la trama de la
historia resulta suficientemente interesante y mantiene la atención
del lector o espectador. Las aventuras de Indiana Jones, Han Solo o
James Kirk son, por sí solas, lo bastante eficientes para mantener
el interés de los que siguen la historia. Aquí se hace
imprescindible un consejo: no lo cuente todo, deje que el lector siga
intrigado por algo que le mueva a girar una hoja tras otra. Fíjese,
por ejemplo, en la técnica de los culebrones que van liando y liando
el argumento para mantener el interés de los espectadores. Aunque,
eso sí, si complica la trama debe pensar que la narración ha de
finalizar atando todos los cabos de forma que el lector no se sienta
engañado. A los autores de culebrones puede no serles necesario,
pero a los buenos narradores de ciencia ficción sí. Por otraparte no olvide nunca que algo de
misterio es, a menudo, imprescindible: imagine la pobreza temática
de la saga de La guerra de las galaxias sin la "Fuerza"...
En realidad para mantener la trama
hacen falta conflictos. Los personajes deben tener problemas y la
trama debería explicar como se plantean esos problemas, como los
personajes buscan diversas soluciones y como se llega a la solución
o, también, como los personajes fracasan en su intento. Los
problemas o conflictos deben ser tanto grandes (el central en la
narración) como pequeños (los que dan "vida" a la
historia y mantienen la acción en movimiento). Suele ser conveniente
que haya un clímax general que resuelva la historia, pero debe
construirse a partir de pequeños clímax parciales que resuelvan los
problemas menores que van conduciendo la narración hasta la
resolución (o el fracaso de ese intento...) del conflicto principal.
Es evidente que todo esto depende mucho de la longitud de la
narración y no se pueden dar recetas únicas. En cualquier caso, sí
conviene destacar aquí que personajes distintos deben resolver de
formas diferentes unos mismos conflictos o, para expresarlo aún con mayor claridad, a
personajes diferentes, unos mismos hechos les deberían generar
conflictos diferentes.
Un breve resumen provisional
Ya tenemos cinco elementos que pueden
mantener el interés del lector. Hay varios más, pero éstos son los
centrales en la gran mayoría de historias. Es lógico que en cada
narración pueda dominar uno o más de esos factores. En las novelas
de aventuras a menudo es la trama y los conflictos y los peligros a
que se enfrentan los personajes el aspecto dominante y lo que
mantiene el interés del lector. En los relatos cortos a menudo es
una idea, mientras que en las narraciones más largas hay que
organizar la historia central rodeada de otras historias menores que
la complementen, siempre y cuando el lector no pueda encontrar
gratuitas esas historias laterales y, además, encuentre fácil
relacionarlas de forma natural con el hecho central de la novela.
Para sintetizarlo podríamos decir que:
La trama es lo que sucede.
El conflicto es la razón final de lo
que sucede, el motor de la trama.
El entorno es el lugar y las
circunstancias donde sucede la trama.
Los personajes son aquellos a los que
les suceden las cosas que ocurren, y quienes evolucionan y cambian
como consecuencia de lo que sucede.
La idea, si existe explícita como
elemento central, es lo que ha movido al escritor pero, y esto es muy
importante, debe ser mostrada de forma indirecta por medio de los
otros elementos.
Conviene recordar que es imprescindible
mantener la atención del lector mientras está leyendo y, también,
después de haberlo hecho. El lector, cuando acaba de leer, debe
pensar que le ha sido rentable el tiempo que ha otorgado a su
narración. Puede haber pasado un buen rato con ella y considerarla
un buen entretenimiento aunque haya sido intranscendente; o puede
haber encontrado un interesante motivo de reflexión en una buena
idea especulativa; o sentirse maravillado por un entorno extraño y
sorprendente. Aunque no se debe olvidar que, muy a menudo, es el
personaje central quien puede haber focalizado y mantenido el interés
del lector y, por lo tanto, aquello que perviva en su recuerdo.
Inventar historias
Parece que el problema principal de los
nuevos escritores es "encontrar las historias". Muchos
autores de esos libros o cursos que pretenden enseñar a escribir
narrativa, dicen que la pregunta más repetida es: ¿de dónde sacan
los escritores sus historias? No hay una receta fácil ni única.
Graham Greene habló de la necesidad de que el narrador sea un buen
observador y yo creo que esto también vale para los escritores de
ciencia ficción: exagere algún rasgo de una tendencia social,
tecnológica o económica observable, ponga a un determinado
personaje en un entorno extraño o en una situación imprevista,
invente lo que ocurriría si..., etc. Pero los caminos para encontrar
historias son muy variados. Siempre podrá encontrar alguno nuevo.
De hecho, tras años y años de ciencia
ficción, la mayor parte de las historias que pueda inventar es muy
posible que ya hayan sido narradas.
Orson Scott Card aconseja que no se
preocupe por ello. Es difícil que tenga ideas nuevas que no hayan
sido ya exploradas. Pero, aunque repita historias (evitando siempre
el plagio, evidentemente...), les puede dar un tono o un enfoque
distinto, un punto de vista nuevo. Piense, por ejemplo, en "Aviso"
de Cristóbal García que ganó el premio UPCF del año 1993 (BEM
número 35). La historia que nos narra Cristóbal posiblemente no sea
nueva, pero el planteamiento lo es y el cuento resulta interesante y
efectivo. A veces, cuando le falten temas para nuevas historias,
puede practicar a partir de un viejo cuento que haya leído tiempo
atrás y que todavía puede recordar. Sin releerlo de nuevo, tan sólo
a partir del recuerdo que guarda, escriba su versión. Cuando lo haya
hecho, compárela con el cuento original y fíjese en las
diferencias. Es un buen ejercicio. Como la memoria es siempre muy
selectiva, puede ocurrir que su cuento resulte francamente distinto
del original y sea incluso utilizable. Robert A. Heinlein, uno de los
escritores más admirados en Estados Unidos, hablaba de tres tipos
centrales, y para él únicos, de historias: chico-encuentra-chica:
una historia de amor o de búsqueda o de fracaso de este amor.
Las variaciones son infinitas. el
sastrecillo valiente, o su inverso: la historia de un triunfo o de un
fracaso. el-personaje-que-aprende: la historia de alguien que piensa
de una manera al iniciarse la narración y que, como consecuencia de
los conflictos y de lo que le sucede, cambia de forma de pensar.
Seguro que hay muchas variaciones posibles, pero si Heinlein logró
construir una carrera de éxitos con esto, tal vez le pueda ser útil
también a usted. Recuerde que Heinlein fue el primero que logró
vivir de su carrera como escritor de ciencia ficción. En nuestro
país eso es, por ahora, imposible, pero tal vez en un futuro...
Alguien debería comenzar. Un camino
para construir historias. Para finalizar esta breve recopilación de
consejos le daré mi versión resumida de los pasos más interesantes
que los editores de Asimov's Science Fiction recomiendan para
escribir ciencia ficción, y es justo decir que parecen muy
razonables: Empiece con una idea Lleve esta idea a la vida por medio
de un conflicto (no caiga en las disertaciones de profesor, son
demasiado aburridas...) Utilice los personajes que mejor puedan
"dramatizar" el conflicto, y haga que cambien en su forma
de ser y/o de pensar por efecto de lo que les sucede. Establezca una
secuencia de los hechos que ocurren, una trama, que pueda mostrar los
pasos principales a través de los cuales sus personajes detectan el
problema o los problemas, buscan las soluciones posibles e intentan
llevar a la práctica dichas soluciones.
Prepare un buen entorno para rodear y
ambientar todo lo que sucede en la historia. Haga que sea razonable.
No hace falta que explique con detalle todo lo que haga pensado como
entorno pero, como futuro escritor que quiere ser, debe tenerlo muy
claro en su imaginación.
Si es posible, inicie la historia en
mitad de un conflicto para atraer al lector. En la mayoría de los
casos, el escritor debería tener clara la estructura general de la
trama: planteamiento, nudo y desenlace según establece la tradición
clásica, pero nadie le obliga a que la narración sea completamente
lineal.
Busque un buen punto de vista para
explicar la historia. (Conviene decir que éste es un apartado
bastante complejo y que merecería un tratamiento aparte que ahora no
es posible).
Déjese de teorías y ... ¡escriba!
Advertencia final
Todo esto es, debería resultar
evidente, insuficiente para escribir profesionalmente, pero no para
empezar. Tal vez podría resultar interesante que intente estudiar
algunos cuentos o novelas que haya leído y lleve a cabo un sencillo
ejercicio para buscar en ellos los cinco elementos antes citados:
identifique los conflictos principales, analice la estructura de la
trama, localice el punto de vista bajo el cual está narrada la
historia, vea como cambian los personajes principales, estudie la
congruencia del entorno y lo que aporta a la narración, sintetice la
idea central. En realidad, la mayoría de los talleres literarios
funcionan así, aunque puedan ir acompañados de exposiciones más o
menos teóricas.
La práctica es, en definitiva, la
única que enseña de verdad. Empiece analizando la práctica de los
demás y, también, practicando usted. El camino no es corto, pero
vale la pena.