La música es emoción, es sentimiento. Va al corazón. Desde que somos una cultura televisiva y hemos crecido rodeados de películas y series de televisión se puede decir que tenemos "bandas sonoras de nuestra vida". Esta filosofía es aplicable al rol.
George Lucas dijo en un documental sobre la Guerra de las Galaxias que esperaba de la banda sonora de sus películas que fuera "el soporte emocional" de las escenas.
¿Qué quiere decir esto? Que cada segmento de música debe transmitir los sentimientos que la escena sugiere de por sí, y que no siempre son fácilmente figurables por el espectador. Sobre todo cuando son varios sentimientos juntos.
Tras ver las películas, seguro que todos estamos de acuerdo en que la banda sonora de la Guerra de las Galaxias forma parte de su épica heroica. Y que sin música no sería igual. No se sentiría de la misma forma.
En la actualidad, con acceso fácil a la tecnología MP3, ordenadores y demás, poner música a las escenas de las partidas de rol debería ser pan comido. Todos tenemos una cultura cinematográfica y televisiva de la que tirar, y además, la música es algo que da mucha vida al rol y mete mucho a los jugadores en una partida. Igual que sucede con los objetos de atrezo, las miniaturas, los mapas y esquemas, y cualquier otra cosa que se nos ocurra para alimentar el interés.
¿Esto exige preparación? Bueno, hasta cierto punto sí. Pero el resultado compensa, con mucho, el esfuerzo que debamos hacer.
La música aporta tanto a una partida de rol que yo ya no puedo pensar en una partida, montada por mí, y que no tenga música para cada escena posible. Me gusta hacer las cosas bien. Que cada escena y momento sea memorable, como ya recomendó Italo Calvino.
Como ya dije antes:
Esta idea debería estar presente siempre en los manuales de rol. Así como cualquier otra que alimente y exalte la imaginación.
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